sábado, 22 de mayo de 2010

FUNCIONARIOS


Muchas han sido las opiniones vertidas estos días, referiéndose a los recortes del Gobierno para superar esta crisis que nos ahoga. A cada familia, esta crisis le afecta de una manera distinta y tiene un modo diferente de enfrentarse a la misma; hay verdaderos dramas humanos escondidos detrás de muchas puertas, cabezas de familia en paro, pequeños comerciantes con sus negocios cerrados, gente hipotecada que ve cómo no puede hacer frente a los pagos, etc...

Pero hay un colectivo que está siendo la cabeza de turco, y pienso así no porque yo no crea que todos hemos de contribuir a paliar los daños de la crisis, sino porque, injustamente en mi opinión, este colectivo, al que casualmente pertenezco, está llevándose la palma de las críticas de la ciudadanía, estoy refiriéndome a los funcionarios, sí, lo habéis adivinado. Vaya por delante que la bajada del tanto por ciento que me corresponda, la voy a llevar muy mal, entre otras cosas, porque no es la primera vez que disminuye mi sueldo en poco tiempo. Subida de la retención del IRPF, bajada de la cantidad que se cobra por la productividad y ahora esto último.

Si a un sueldo ya bajo de por sí, le quitas todo eso, ¿en qué se queda?, sí, siempre es mejor que nada, por supuesto, pero la seguridad del puesto de trabajo no se puede pagar a cualquier precio.

La carta que a continuación incluyo es de un funcionario que la escribe y la publica, al parecer en un foro, harto con razón de las acusaciones recibidas durante estos días, carta que suscribo casi en su totalidad, y digo casi, porque la Postdata no es propia de mi estilo, aunque la incluyo también.

"Carta de un funcionario en un foro:

Resulta que en la década prodigiosa del pelotazo, cuando media España se lo llevaba caliente a casa, cuando un encofrador sin estudios se embolsaba tres mil euros, cuando hasta el último garrulo montaba una constructora y en connivencia con un par de concejales se forraba sin cuento, cuando un gañán que no sabía levantar tres ladrillos a derechas se paseaba en Audi, los funcionarios aguantaban y penaban. Nadie se acordaba de ellos. Eran los parias, los que hacían números para cuadrar su hipoteca, hacer la compra en el Carrefour y llegar a fin de mes, porque un nutrido grupo de compatriotas se estaba haciendo de oro inflando el globo de la economía hasta llegar a lo que ahora hemos llegado.

Y ahora que el asunto explota y se viene abajo, la culpa del desmadre. es de los funcionarios. Los alcaldes, diputados y senadores que gobiernan la cosa pública a cambio de una buena morterada no son responsable de nada y nos apuntan directamente a nosotros: somos demasiados, hay que ultracongelarnos, somos poco productivos. Los responsables bancarios que prestaron dinero a quienes sabían que no podrían devolverlo tampoco se dan por aludidos. Todos los intermediarios inmobiliarios, especuladores, amigos de alcalde y compañeros de partida de casino de diputado provincial no tenían noticia del asunto. Nosotros sí. Como diría José Mota: ¿Ellos? No. ¿Nosotros? Si. Siendo así que ellos? No. Por tanto, nosotros? Si.

La culpa, según estos preclaros adalides de la estupidez, es del juez, abogado del estado, inspector de hacienda, administrador civil del estado que, en lugar de dedicarse a la especulación inmobiliaria a toca teja, ha estado cinco o seis años recluido en su habitación, pálido como un vampiro, con menos vida social que una rata de laboratorio y tanto sexo como un chotacabras, para preparar unas oposiciones monstruosas y de resultado siempre incierto, precedidas, como no podía ser de otra forma, de otros cinco arduos años de carrera. Del profesor que ha sorteado destinos en pueblos que no aparecen en el mapa para meter en vereda a benjamines que hacen lo que les sale de los genitales porque sus progenitores han abdicado de sus responsabilidades. Del auxiliar administrativo del Estado natural de Écija y destinado en Barcelona que con un sueldo de 1000 euros paga un alquiler mensual de 700 y soporta estoicamente que un taxista que gana 3000 le diga joder, que suerte, funcionario.

La culpa es nuestra. A poco que nos descuidemos nosotros los funcionarios seremos el chivo expiatorio de toda una caterva de inútiles, vividores, mangantes, políticos semianalfabetos, altos cargos de nombramiento digital, truhanes, pícaros, periodistas ganapanes y economistas de a verlas venir que sabían perfectamente que el asunto tarde o temprano tenía que petar, pero que aprovecharon a fondo el momento al grito de mientras dure dura! y que ahora, con esa autoridad que da tener un rostro a prueba de bomba, se pasan al otro lado del río y no sólo tienen recetas para arreglar lo que ellos mismo ayudaron a estropear, sino que, además, han llegado a la conclusión de que los culpables son... tachan...los funcionarios.

Soy funcionario. Y además bastante recalcitrante: tengo cinco títulos distintos. Ganados compitiendo en buena lid contra miles de candidatos. ¿Y saben qué? No me avergüenzo de nada. No debo nada a nadie (sólo a mi familia, maestros y profesores). No tengo que pedir perdón. No me tocó la lotería. No gané el premio gordo en una tómbola. No me expropiaron una finca. No me nombraron alto cargo, director provincial ni vocal asesor por agitar un carnet político que nunca he tenido.

Aprobé frente a tribunales formados por ceñudos señores a los que no conocía de nada. En buena lid: sin concejal proclive, pariente político, mano protectora ni favor de amigo. Después de muchas noches de desvelos, angustias y desvaríos y con la sola e inestimable compañía de mis santos cojones. Como tantos y tantos compañeros anónimos repartidos por toda España a los que ahora algunos mendaces quieren convertir, por arte de birli-lirloque, en culpables de la crisis.

Amigos funcionarios, estamos rodeados de gente muy tonta y muy hija de puta.

PD. Si alguien, en cualquier contexto, os reprocha -como es frecuente- vuestra condición de funcionario os propongo el refinado argumento que yo utilizo en estos casos, en memoria del gran Fernando Fernán-Gómez: váyase Usted a la mierda, hombre, a la puta mierda".

miércoles, 12 de mayo de 2010

SOÑANDO FUERTE



Nosotros soñamos más fuerte y asi va a trabajar una hincha del Atleti después de celebrar el triunfo la noche anterior.





Queridos amigos, como sabéis soy hincha del Atleti casi desde que nací, ya que era tradición en mi familia apoyar al equipo rojiblanco, desde que era el Atlético de Aviación, por eso, para mi como seguidora del Atlético de Madrid, hoy es un día grande.

Todavía faltan horas para que se enfrente mi equipo,en Hamburgo,al Fulham, y por eso
quiero traeros una pequeña muestra de lo que significa ser del Atleti, porque pase lo que pase esta noche, gane (¡Dios lo quiera!) o pierda (lagarto, lagarto), el sentimiento que me mueve a ser colchonera, va más allá de lo puramente deportivo, no hay definiciones posibles, como dice alguien en este vídeo, no hay explicaciones que puedas dar, sólo sentimientos. Y el sentimiento es el motor que nos lleva a seguir al Atleti esté donde esté, vaya donde vaya...

Soñar más fuerte que los demás es fácil, si llevas esperando este momento durante tanto tiempo.

Ojalá ganemos, pero si no es así, ¡siempre contigo, mi Atleti!.

¡Aupa Atleti!

domingo, 9 de mayo de 2010

YO CONFIESO


Queridos amigos blogueros, lectores todos, fieles o no, que os acercáis a éste, mi rinconcito, y benévolamente acogéis mis palabras, que no tienen más pretensión que haceros llegar mis opiniones o contaros mis cosas, las cosas de éste mi pequeño mundo.

Hoy no quiero hablar de ninguno de esos temas que normalmente a mi me gusta tocar contraviniendo la opinión de los tratados de buenas maneras y protocolo, saltándome las normas que les señalan como “temas tabú” para la conversación; todos aquellos que levanten polémica o puedan ser motivo de discusión, léase política, religión, asuntos íntimos o de personas que no se encuentren presentes, etc.. como veis todos son temas que trato con frecuencia, o sea que me salto a la torera la etiqueta en lo que a conversaciones se refiere, claro que si lo pienso bien, no es lo mismo escribir que hablar, con lo cual puedo escribir de lo que me plazca.



Como hoy, que en realidad lo que quiero es confesar ante todos, ustedes-vosotros, que he pecado. Sé que el sentido de “pecado” es tan relativo como tipos de conciencias hay, como personas somos y como tentaciones existen, pero lo mío… lo mío…¡ay, lo mío!, ¡lo mío no tiene nombre!, bueno, sí lo tiene, lo mío se llama pecado de gula, con todos los sentidos, pecado de sabores y colores, de olor y gusto y hasta de tacto, pecado de oído, al dejarme embrujar por el sonido de esos cracks de crustáceos que se rompen bajo la maza asesina en la mesa, ya sabéis, al estilo de Portugal, que casualmente es el lugar donde se ha consumado la mencionada traición.

Sí, he hablado de traición, me he traicionado a mí misma saltándome el régimen que sigo desde hace dos meses y trece días, ¡¡ahhhhh, ahora me doy cuenta, ahí está, 13 días!!!, con razón me he tirado como loca a la comida, con razón he comido el arroz de marisco relamiéndome en cada bocado, con razón me sabía tan buena la zapateira (buey de mar), ese número, el trece, que es como todos sabemos un número polémico y misterioso, uhmm quizás por eso he decidido ir hoy con mis amigos a comer a Portugal y saltarme la dieta. Ha sido por la influencia del trece por lo que he querido comer postre, más concretamente torta de bolacha (tarta de galletas) y que me haya parecido deliciosamente exquisita, ¡¡uff!!, ahí está la cosa, en el trece.

Bueno, pues yo venía a deciros que fui a Portugal a comer ayer y había pecado comiendo un arroz de mariscos buenísimo y un cocido portugués que no lleva garbanzos, por cierto, “aínda mais” de unos dulces de “échate pa allá y no te menees”, todo ello regado generosamente con vino del país, concretamente de Borba, delicioso también. Yo venía a culparme y a darme golpes de pecho, creyendo que era mi espíritu débil el que me había empujado a cometer ese terrible pecado de gula, pero ahora, me he dado cuenta que, como podéis comprobar, no he sido yo, ¡¡cómo iba a serlo!!, sino que ese número trece coleando en los días desde que empecé el régimen, ha sido el verdadero culpable, él ha ejercido su poder aún desconocido pero no cabe duda que fuerte y poderoso, valga la redundancia, sobre mí, pobrecilla, que se ha dejado simplemente llevar y balancear a merced de las circunstancias.

Decidme ustedes-vosotros, contemplando las imágenes que aporto, si no hubiérais caído como yo, aún sin aparecer el número trece rondando en toda esta historia.

Pues eso, que he ido a Portugal con unos amigos y me he puesto morada por culpa del número trece, ¡ea!.

sábado, 1 de mayo de 2010

ZAPATERO, CON EL CULO AL AIRE



No me gusta empezar una entrada con palabras pesimistas, no quiero ser agorera, pero quizás haber comenzado ya con la palabra “no” sea un síntoma de que lo que voy a decir no es nada halagüeño, ni positivo, ni agradable, sobre todo para aquél que se empeñaba y se sigue empeñando en vivir en los mundos de Yupy y sigue viendo todo color de rosa, un rosa que por su intensidad es casi “rojo pasión cegadora” que no deja ver con claridad más allá de las propias narices. Sí, lo habéis adivinado, estoy hablando del Presidente Rodríguez Zapatero y de su mundo fantástico y onírico, cubierto por una bóveda de magnitudes extraordinarias, extraña y misteriosa, a modo de techo, una bóveda que tan pronto está al alcance de los dedos (de Zapatero) como parece dispararse hacia el infinito y más allá en cuanto se hace amago de tocarla (el paro).

Pero Zapatero no ceja (zeja) en su empeño y sigue haciendo de profeta en su tierra, que es tierra de todos y se va a quedar en tierra de nadie: ¡El paro ha tocado techo!, nos dice, para luego el paro desmentirle con toda la fuerza de los números y seguir subiendo como globo lleno de helio, lo malo es que cada número que engrosa el paro es gente como nosotros, de carne y hueso, es más, podríamos ser uno de nosotros…

Empujado por esa pasión desmedida, que le corona como caudillo libertador de todos los que le sigan con fe ciega, va directo hacia el negacionismo, esa distorsión ilegítima de la Historia o “de la realidad” que aún no es Historia pero lo será, de tal manera negada por él, (recordemos cómo negaba que hubiera crisis) que ciertos acontecimientos aparecen de forma totalmente distinta a como son o a como los ve el resto del mundo, ya sean favorables como desfavorables; Es más, ni siquiera aparecen, se diluyen en una neblina de palabrería y paja que sale de su boca como si fuera un manantial inagotable de justificaciones o razonamientos que no se sostienen de pie, ni siquiera con las muletas de las adulaciones y el peloteo de quienes son satélites girando a su alrededor.

Como satélite ha sido siempre hasta hoy el diario El País que, al parecer, ya se le hace muy cuesta arriba seguir dando vaselina al Gobierno en general y a Zapatero en particular haciendo caso omiso de la cruda, sangrante y despiadada realidad. Aún siguiendo el canon establecido por los socialistas del circunloquio y el eufemismo, ha sido capaz de criticar duramente la labor de éstos, hasta el punto de advertirles y vaticinar un colapso capaz de “pauperizar”, (véase el eufemismo para decir empobrecer) a las familias españolas, será a las que no lo estén ya.

Llegados a este punto, me pregunto si por fin Zapatero se ha enterado: 1º que hay una crisis, y así reconozca que el hecho de negarla no ha podido espantarla y 2º que mucha de la culpa de esta crisis que todavía hoy cae como una losa sobre España, la tiene él y su nefasta gestión, o a lo mejor, sigue en sus trece echando la culpa al cambio climático, (Intervención en la Asamblea de la ONU en 2009), al ajuste de la construcción, que decía la propaganda del famoso PLAN “E”, al capitalismo sin límites, a que en todo el mundo hay crisis y, por supuesto, a Aznar y al PP, ¡ qué boda sin tita Juana!, estos últimos se han convertido en los comodines con los que el Gobierno juega cuando no tiene cartas. Antes, a Zapatero le daba tiempo de sacarse ases de la manga, (léase cortinas de humo de todo tipo), lo que pasa es que ya se le han acabado, ¿por qué?: Porque cuando la tasa de paro del primer trimestre del año se sitúa en el 20,05% de la población activa y los desempleados alcanzan la cifra de 4.612.700, no hay cara de póker ni gesto alguno capaz de disimular que uno se queda con el culo al aire, y hoy, el diario El País se ha dado cuenta y ha caído del caballo. Después de esta brecha, ¿seguirá el idilio?.